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Los manglares de Guatemala han sufrido grandes alteraciones desde mediados de la década de 1950. Primero la agricultura, después la ganadería y más tarde la industria camaronera y turística desordenada han contribuido a que este ecosistema esté entre los más amenazados del país.  A estos problemas se suma la impunidad por los delitos en contra del manglar: muy pocos son los casos que terminan siendo penados con las sanciones que prevé la ley.

 

El panorama anterior es preocupante y hace temer que, de no ponerse un alto, en la próxima década el manglar se encuentre extinto en las costas guatemaltecas. Además, una nueva tendencia, la creación de infraestructura para la integración de Mesoamérica en la economía globalizada, oscurece las perspectivas y amenaza con acelerar la degradación en la región.

 

Una de las principales causas de la pérdida de manglar en Guatemala ha sido el cambio de uso del suelo. Las cuatro especies de mangle que existen en Guatemala están incluidas en la Lista Roja de especies de flora amenazada de extinción publicada por el Consejo Nacional de Áreas Protegidas. Sin embargo, a pesar de que la ley forestal lo prohíbe de manera explícita, todos los años se destruyen más de 500 hectáreas de este ecosistema. De continuar como hasta hoy, en los próximos años asistiremos a su total desaparición.

 

Las salineras han causado la destrucción de muchas hectáreas de manglar Ver informe de manglares en Guatemala

El caso "Manacales"

La debilidad institucional y una tremenda falta de voluntad de hacer cumplir la ley por parte del Instituto Nacional de Bosques (INAB) son las causas principales de que los delitos contra el ecosistema de manglar queden en la total impunidad.  Un ejemplo es el caso de tala que se dio en la finca “Manacales”, en la costa sur de Guatemala, en marzo de 2003. A pesar de que se trataba de un claro delito por cambio de uso del suelo, los responsables del INAB firmaron un convenio de reforestación con el dueño de la finca. Este tipo de convenios únicamente pueden ser firmados cuando previamente se ha dado una autorización para realizar el cambio de uso. Pero en este caso a extensión de una licencia habría sido ilegal debido a que el manglar está protegido por la ley.  En agosto de 2004 Trópico Verde junto con la Asociación de Vecinos para el Desarrollo Integral de Champerico presentamos una demanda en contra del gerente del INAB por incumplimiento de

 

Tala en la finca Manacales

funciones por este caso, aunque la lentitud de la justicia y la arbitrariedad con que a veces se imparte hacen temer que el caso de “Manacales” sea uno más de los muchos que han quedado sin castigo en los últimos ocho años.

 

*Algunas camaroneras fabrican su propio concentrado con harina de pescado elaborada con los desechos de la pesca de arrastre y de las granjas de camarón.  De esta manera, los industriales usan recursos comunes en su propio beneficio y aumentan las presiones hacia especies marinas antes poco o nada utilizadas.

La cría de camarón, conocida como camaronicultura, está degradando gravemente el ambiente de los manglares del sur de Guatemala, un área en la que la mayoría de la población vive de la pesca artesanal o de subsistencia.  El rápido desarrollo de la camaronicultura ha ido acompañado por debates cada vez más controversiales sobre sus impactos ambientales, económicos y sociales.

 

El establecimiento de estanques para el cultivo de camarón está siendo aún una causa importante de la pérdida de manglares en Guatemaa y en muchos otros países.  Además de la conversión directa del suelo, la camaronicultura demanda grandes cantidades de piensos concentrados, agua limpia, post-larva silvestre y energía, y produce grandes cantidades de desechos orgánicos, sedimentos y substancias químicas. En el caso de la camaronicultura intensiva, la vida útil de la mayoría de estanques rara vez sobrepasa los 8-10 años debido a la contaminación y las enfermedades.

 

Esta situación ha hecho que en algunos casos las poblaciones que viven alrededor de las camaroneras hayan protestado. Ejemplo de ello es lo que ocurrió en Champerico en mayo del 2001, donde todo el pueblo salió a las calles para protestar en contra de una granja camaronera que había cortado el paso de los pescadores por la playa.  Ver informe de este caso

 

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